divendres, 22 de setembre del 2017

Fechas que nos marcan



Resultat d'imatges de calendario

Hay muchas fechas del calendario que no las tenemos en cuenta. En cambio otras siempre están presentes aunque pasen años. Dicen los psicólogos que tenemos una memoria selectiva que hace que determinados acontecimientos, hechos, experiencias queden atenuados en el olvido y otros no. Me remito a las palabras del psicólogo Adrián Triglia:



“Desde que las investigaciones del psicólogo Gordon Bower mostraron la vinculación entre nuestros estados emocionales y el modo en el que memorizamos y recordamos todo tipo de información, la idea de que nuestra memoria trabaja de manera sesgada incluso en los cerebros sanos ha ganado mucha popularidad en la psicología. Hoy en día, de hecho, la idea de que la memoria es selectiva por defecto empieza a estar bien fundamentada. Por ejemplo, hay algunos estudios que muestran que, de manera deliberada, somos capaces de utilizar estrategias para olvidar recuerdos que no nos convienen, mientras que las líneas de investigación que tratan el tema de la disonancia cognitiva muestran que tenemos una cierta propensión a memorizar básicamente cosas que no ponen en duda creencias importantes para nosotros y que, por lo tanto, pueden ser relacionados con un significado claro”. 


Creo que el 17 de agosto es una de esas fechas, que por culpa de los atentados terroristas en Las Ramblas de Barcelona y en el puerto de Cambrils, han marcado a mucha gente. Como tantas otras como el 11 de setiembre, el 7 de octubre, el 8 de marzo, el 1 de mayo… Y algunas otras más personales como el 20 de diciembre y el 7 de julio por las respectivas muertes de mi madre Vicenta y de mi hermano Vicente. Lo que dan significado a esos días y meses es lo que realmente nos toca a nivel personal, social, económico, histórico…



Jesucristo también hizo posible que un acontecimiento tan crucial, como el de su muerte y posterior resurrección, quedara presente de manera perenne en el gesto de la eucaristía y en la memoria de sus discípulos contemporáneos y venideros de generación en generación. Lo volvemos a recordar en el evangelio según san Mateo (Mt 26, 20-29):



Al llegar la noche, Jesús se había sentado a la mesa con los doce discípulos; y mientras cenaban les dijo: “Os aseguro que uno de vosotros me va a traicionar”. Ellos, llenos de tristeza, comenzaron a preguntarle uno tras otro: “Señor, ¿acaso soy yo?” Jesús les contestó: “Uno que moja el pan en el mismo plato que yo, va a traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel que le traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido! Entonces Judas, el que le estaba traicionando, le preguntó: “Maestro, ¿acaso soy yo?” “Tú lo has dicho” contestó Jesús. Mientras cenaban, Jesús tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a los discípulos, diciendo: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo.” Luego tomó en sus manos una copa, y habiendo dado gracias a Dios la pasó a ellos, diciendo: “Bebed todos de esta copa, porque esto es mi sangre, con la que se confirma el pacto, la cual es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados. Os digo que no volveré a beber de este producto de la vid hasta el día en que beba con vosotros vino nuevo en el reino de mi Padre.”



Acabo con las palabras acertadas de J.A. Pagola sobre el significado de memorial, que le da un sentido más profundo a la simple memoria histórica: “Memorial es una expresión de rico contenido bíblico y significa, fundamentalmente, una celebración que conmemora y reactualiza un acontecimiento salvífico del pasado que ahora se hace presente en la celebración y en el cual toma parte la comunidad que celebra aquel rito. En la Eucaristía lo que recordamos no es simplemente el rito de la cena, sino que celebramos el acontecimiento salvífico que se recoge y expresa en esa cena y que es el compromiso radical y la entrega de Jesús hasta la muerte. Lo que Jesús hace en la cena del jueves santo es reafirmarse en su obediencia filial al Padre y en su solidaridad total con los pobres, los últimos, los excluidos, los pecadores, asumiendo hasta el final las consecuencias”.


Pepe Baena Iniesta

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