dilluns, 29 de febrer del 2016

Poema nocturno

Y ahora antes de ir a dormir me sale de mi corazón inquieto estos versos que me invento de lo ya creado por Dios en mi pensamiento...

Luz y sombra

La luz es la sombra
de tu querer, Amigo
por mucho que me pierda
tu amor es infinito.

Tu estima, Buen Maestro
nunca hará sombra
a cualquier ser humano
aunque te dé la espalda.

Luz y sombra
abrazados en tu nombre
¡Oh Dios, que vea
lo que es ser hombre!

Con cariño, Pepe

Grupo de estudio del evangelio: conocer a Jesucristo para vivir con él y como él



 


Cuando nos reunimos el tercer jueves de cada mes en el local parroquial para hacer estudio de evangelio, siempre me hago la misma reflexión con su correspondiente interrogante: sé cómo vengo pero no sé cómo saldré. Y a la vez, desde la contemplación, me respondo, observando a algunos feligreses de la parroquia que participan: no sé cómo vienen pero seguro que saldrán de otra manera. En las parroquias que he ido acompañando he respetado las diferentes sensibilidades espirituales. Porque creía firmemente que no era quien para cambiar lo que el Espíritu llevaba trabajando en los corazones de las personas tanto de la comunidad eclesial como de la comunidad civil. Pero sí que he tenido claro que añadir nunca está de más si invitas desde el Evangelio de Jesucristo. Así, mi vocación pradosiana no me ha hecho ni mejor ni peor ante la familia diocesana de laicos, religiosos, diáconos, curas y obispos. Más bien, ser de la Asociación de Sacerdotes del Pradó me ha empujado a vivir más lo diocesano desde la pobreza de ese hombre que soy. Un creyente de barrio y  de padres analfabetos que se enamoró y sigue fiel a ese amor de Jesucristo al lado de los sencillos y pobres. 


Así, cuando veo que Xavi o Eva María, con la cruz pesada que llevan, vienen alguna vez para participar del estudio de evangelio me santiguo con reverencia y agradecimiento y me digo en la intimidad de la oración, usando palabras de Antonio Chévrier (1826-1879), el fundador del Pradó: “Debemos, pues, quitar de nuestro exterior todo adorno inútil y ocuparnos mucho más de adornar al hombre interior, invisible, que no al exterior, visible”.
Se ha dicho mucho sobre el estudio de evangelio. Muchas personas, movimientos, colectivos de la Iglesia lo acostumbran a realizar de diferentes maneras. Pero lo que más importa es que nunca nos hemos de quedar con el estudio bíblico para entender cosas de la biblia. Sino llegar a conocer más al Maestro desde su Palabra siendo un simple discípulo. Así, el “hacer” estudio de evangelio no es un ejercicio intelectual de profundizar unos textos sino una relación vital con Jesucristo que nos hace sus apóstoles en la realidad de cada día. Si el Evangelio es Buena Noticia, podemos afirmar que la pequeña conversión que experimentamos acercándonos a Jesús, es también Buena Noticia para los demás, especialmente para los pobres.

Me apropio con delicadeza lo que dice un compañero pradosiano de América Latina, Federico Carrasquilla: “En el estudio de Evangelio, yo insisto ante todo en lo que hace Jesús, por qué lo hace, cual es su manera de hacer las cosas. Pero hago eso porque lo quiero… En el Evangelio lo que me interesa es entrar en la persona de Jesús y es muy arriesgado cuando te sacan del Evangelio unas expresiones muy generales: el Evangelio dice eso… o esto… Lo único que yo puedo decir es: a partir del Evangelio, hoy opino esto, pero decir que el Evangelio dice esto, es muy arriesgado porque, otro pasaje, dice lo contrario. Por ejemplo: Jesús dice en Mateo 23, 3: “hagan y cumplan todo lo que ellos dicen”, y unos versículos más adelante (23, 8) Jesús no hace lo que ellos dicen sino que les discute, y los mismos apóstoles ni siquiera les hicieron caso (Hechos 4, 19). O ponerse a calcar, simplemente, lo que Jesús hizo o dijo: ¿que fue manso? Luego yo tengo que ser manso, sin fijarse en cuando, cómo y por qué fue manso… Lo importante en el estudio del Evangelio es, más que todo, crear una mentalidad más que sacar conclusiones prácticas. Eso es una tarea que tú nunca acabas. Si es una actitud moralista, aprendes las normas y eso se repite eternamente y, además, las normas son limitadas. En cambio, el mundo de Jesús, y a partir de tu vida, es inagotable. Toda la vida puedes estar haciéndolo.”

Creo que hoy, más que nunca, estamos llamados los cristianos a centrar más nuestra vida en Jesucristo para escucharle más. Y no estar tan pendientes de lo que dicen la gente de nosotros para quedar bien...

Pepe

dilluns, 15 de febrer del 2016

El valor divino de ser más que joven



 


Cuando me reúno cada miércoles por la tarde con el grupo de jóvenes de la JOC (Juventut Obrera Cristiana) se me dibuja una sonrisa de satisfacción. El motivo viene producido por mi servicio de acompañante. He visto crecer a estos chicos desde hace años con la discreción y el respeto como nota predominante en mi labor de consiliario. “El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el grano ya está maduro, se siega, porque ha llegado el tiempo de la cosecha ” . (Marcos 4, 26-29)

Carmen, Alba, Oriol, Juanca, Eva y Vicky, que ahora está trabajando en Alemania.  Seis jóvenes de 21 a 30 años con distintos procesos y el mismo Espíritu que deja marca.

Carmen, que saboreó el MIJAC (Moviment Infantil i Juvenil d’Acció Catòlica) siendo niña en aquellos años que estuve como vicario parroquial en Mollet del Vallès. Ahora está gustando lo que conlleva sentirse responsable ante otros chavales que están en búsqueda.

Alba, que pasó de adolescente rebelde sin causa a joven rebelde con la causa de Jesucristo (“Manolo” como le suele llamar con mucho desparpajo). Tantas etapas que quemó que ahora ya sabe discernir lo que debe llevar a la hoguera para seguir a Cristo.

Oriol, que empezó a vivir la experiencia de Dios en el mundo obrero en aquellos campamentos de la JOC con jóvenes que hacían de los porros un estilo. Después fue un madurar en su manera de ser y hacer para darse a otros jóvenes de la clase obrera. Mostrando que en Bellavista también puede salir algo bueno.
Juanca, que descubrió también, en tantos campamentos de verano de la JOC, que la Iglesia le podía ayudar a ser un arquitecto de Dios. Descubrió que Jesús no era una idea de la mente sino que se le podía encontrar en los rincones de la vida. La catequesis de confirmación le abrió la mente y el corazón al servicio por puro amor.

Eva, que, a pesar de las distancias, se sentía cercana. Eso sí, a la luz del Evangelio se hacía presente con otros chicos y chicas. Primero en Terrassa. Después en países de América Latina. Y siempre para vivir desde la pobreza la riqueza de ser hija de Dios.

Vicky, que se levantó más de una vez de las caídas producidas por tantas incomprensiones y limitaciones propias y ajenas. Que, a su manera, se fue sintiendo dignificada por el amor de Dios en personas concretas.

He tenido el honor de hacer camino con estos muchachos en algún período de su vida, de observar activamente que sus biografías eran modeladas y moderadas por el Espíritu de Jesús. A la vez me sentía profundamente desmontado en mis construcciones internas y externas de sacerdote. El tú a tú con ellos me hacía y me hace perder todo aquello que me aleja de Jesucristo. Me obligan a ver, más de una vez, que mi vocación presbiteral no tiene razón de ser sin el carácter comunitario en su esencia. Desde la fe experimento que el grupo de revisión de vida de la JOC  es aquella pequeña comunidad de creyentes que vive, en los hechos de vida revisados, la presencia de Cristo. Y cada domingo cuando celebro la eucaristía los tengo en mi corazón como tantos otros jóvenes que, aunque no vengan a misa, no pierden el valor divino más allá de su juventud. Seguro que llegará ese día en que ellos mismos se darán cuenta que son hijos queridos por Dios Amor.

Y acabo con unas palabras del fundador de la JOC, el sacerdote belga Joseph Cardijn (1882-1967): “Desde toda la eternidad, Dios, por un don infinito de su amor, ha destinado a cada joven trabajador en particular, y a todos los jóvenes trabajadores, a participar de su naturaleza, su amor y su felicidad divinas. Ha decidido darse, comunicarse a ellos, hacerles vivir de su vida, manifestarles su verdad y hacerles tomar parte de su Reino. Los jóvenes obreros no son máquinas, ni bestias, ni esclavos. Son los hijos, los colaboradores, los herederos de Dios. Esta es su única, su verdadera vocación, su razón de ser, de vivir, de trabajar, el origen de todos sus derechos y deberes.”



Pepe

Los puentes que necesitamos todos construir





Necesitamos construir puentes en la vida y en la política
Leonardo Boff

En Brasil constatamos hoy una seria división entre las personas por razones político-partidistas. Hubo gente que dejó de participar en la confraternización de Navidad debido a divergencias políticas: unos por críticas al partido que está en el poder por haber mentido en la campaña; otras a causa de la excesiva corrupción atribuida a grupos importantes del PT. Unos son férreos defensores del impeachment a la Presidenta Dilma Rousseff. Otros no consideran las famosas “pedaladas” razón suficiente para sacarla del cargo más alto de la República, conquistado con el voto de la mayoría de la población. Admitamos que las pedaladas sean un pecado, pero son solo pecado venial, cometido sin mala intención. Por un pecado venial, en sana teología, nadie es condenado al infierno. A lo máximo pasa un tiempo en la clínica purificadora de Dios que es el purgatorio. Este no es la antesala del infierno sino la antesala del cielo.
Ignoremos estas contradicciones. El hecho es que indudablemente existe en la sociedad gran irritación, intolerancia racial, discusiones ácidas y muchas palabras fuertes que los niños no deberían ni siquiera oír. Especialmente internet ha abierto la puerta por donde pasa todo tipo de ofensa. Algunos han quedado anclados en el pasado y se imaginan todavía en la guerra fría. Llamar al otro comunista es una ofensa. Olvidan que el imperio soviético se derrumbó y el muro de muro de Berlín cayó en 1989.
Los puentes de los espacios sociales, diferentes, pero aceptados y respetados han sido averiados o destruidos. Una sociedad no puede sobrevivir sanamente viendo que su tejido social se está desgarrando. Ahí existe el peligro de los radicalismos de derecha (dictaduras como la de los militares) o de izquierda (como el socialismo soviético totalitario).
Más que hacer muchas argumentaciones teóricas, estimo que las historias pueden darnos buenas lecciones y convencernos de la verdad de las cosas. Voy a contar una historia que oí hace mucho tiempo y que tiene una fuerza de convicción efectiva. Aquí está:

Dos hermanos vivían en buena armonía en dos granjas vecinas. Tenían una buena producción de granos, algunas cabezas de ganado y cerdos bien cuidados.
Cierto día tuvieron una pequeña discusión. Las razones no tenían mayor importancia: una vaquilla del hermano menor se había escapado y había comido un buen trozo del maizal del hermano mayor. Discutieron con cierta irritación. La cosa parecía haberse quedado ahí.
Pero no fue así. De repente, ya no se hablaban. Evitaban encontrarse en la bodega o por el camino. Se hacían los desconocidos.
Un buen día, apareció en la granja del hermano mayor un carpintero pidiendo trabajo. El granjero lo miró de arriba abajo y, con un poco de pena, le dijo: “¿Ve aquel riachuelo que corre por allá abajo? Es la división entre mi granja y la de mi hermano. Con toda esa leña que hay en la leñera construya una cerca bien alta, para que no me vea obligado a ver a mi hermano ni su granja. Así estaré en paz”.
El carpintero aceptó el servicio, tomo las herramientas, y se puso a trabajar. Mientras tanto, el hermano mayor se fue a la ciudad a resolver algunos asuntos.
Cuando al caer la tarde volvió a la granja, al caer la tarde, quedo horrorizado con lo que vio. El carpintero no había hecho una cerca, sino un puente que pasaba por encima del río y unía las dos granjas.
Y hete aquí que pasando por el puente venía su hermano, menor diciendo: “Hermano, después de todo que pasó entre nosotros, me cuesta creer que usted haya hecho ese puente solo para encontrarse conmigo. Tiene usted razón, es hora de acabar con nuestra desavenencia. ¡Un abrazo, hermano!”.
Y se abrazaron efusivamente y se reconciliaron. El hermano encontró al otro hermano.
De pronto vieron que el carpintero se estaba marchando. Y le gritaron: “Eh, carpintero, no se vaya usted, quédese unos días con nosotros... nos ha traído tanta alegría…”
Pero el carpintero respondió: “No puedo, hay otros puentes que construir por el mundo. Hay muchos todavía que necesitan reconciliarse”. Y se fue caminando tranquilamente hasta desaparecer en la curva del camino.

El mundo y nuestro país necesitan puentes y personas-carpintero que generosamente relativizan los desacuerdos y construyen puentes para que podamos vivir por encima de los conflictos y diferencias inherentes a la incompletitud humana. Tenemos que aprender y reaprender siempre a tratarnos fraternalmente.
Tal vez sea este uno de los imperativos éticos y humanitarios más urgentes en el actual momento histórico.

dimecres, 10 de febrer del 2016

Lo que pase

¡Qué mejor manera de celebrar mi cumpleaños que regalar, a los que me han felicitado y a los que no, este poema que ha salido del rincón de mi corazón!:

Lo que pase



Lo que pase

pasado esté.

Lo que esté

vivido siempre.

Si son años

buenos son.

Si son buenos

celebrémoslo.

Si es malo

me pierdo.

Si me pierdo

me agarro

al tiempo

del Eterno.



Lo que pase

memoria latente.

Lo que late

estrella del norte,

Si son años

regalos son.

Si son regalos

compartámoslo.

Si es mal sueño

me duermo.

Si me duermo

me cojo

al susurro

del Espíritu Santo.



Pepe Baena

dimarts, 9 de febrer del 2016

Unes paraules de presentació en el Cicle de Cinema Espiritual a Terrassa



Estem a punt de veure una pel·lícula que pot ser ben bé d’aventures però que, a la vegada, ens pot sorprendre per les seves gotetes d’espiritualitat barrejades de justícia social. Tres infants que busquen el seu tresor per sortir-se’n de la misèria que viuen. Acompanyats, a la part final del metratge, per una nena que sobreviu entre els morts perquè el seu pare, perseguit fins a la mort perquè la veritat no surti a la llum pública,  li ho ha dit. Un film que es respira la presència de Déu que fa camí entre aquells pobres dels tuguris del Brasil.
Trash es tradueix per escombraries. Tot comença en elles i acaba en elles amb un final sorprenent que deixa pas a la llibertat per sobre de tot.
Escombraries de la corrupció policial.
Escombraries de la corrupció política.
Escombraries de la societat amb molta desigualtat.
Escombraries del materialisme amb el “deu diner”.
Escombraries de la condició humana.
Escombraries de les víctimes del pecat.
Escombraries on s’encarna Déu amb nosaltres...
Sí, també el Déu Totpoderós tasta en tota la seva profunditat l’escombraries de l’ésser humà. Fa un temps que em vaig llegir un llibre que em va impactar molt, a la meva etapa de seminarista, en referència a allò que estic parlant. El llibre es titula “Dios en la basura” i és de Dorothee Soller.
Quan vaig veure per primera vegada aquest llargmetratge em vaig preguntar a mi mateix: “de les escombraries pot sortir quelcom bo?”. Aleshores em vaig aparèixer el Jero, un home madur de Bellavista, que recull ferralla i cartró amb el seu carretó d’un gran magatzem. Després el Gamal, un noi somrient i ple de vida, que va venir en pastera i porta temps lluitant per tenir papers en una associació que es diu “Drets i papers per tothom”. I, sense oblidar-me de la Chari, una mare de família amb tres filles i dos ex-marits, que ara està lluitant contra un possible càncer. Aquestes tres persones són el prototipus d’un món que no és de color de rosa però que és el món que estima Jesucrist, ja que per a ell cap persona és escombraria.   
Dono pas a la projecció d’aquesta emotiva pel·lícula “Trash” amb aquestes paraules de Sant Pau als cristians de Filip:   Però aquestes coses que per a mi eren guanys, pel Crist les he considerades pèrdues. Més encara, tot ho considero una pèrdua, comparat amb el bé suprem que és conèixer Jesucrist, el meu Senyor. Per ell m’he avingut a perdre-ho tot i a considerar-ho escòria, a canvi de guanyar-lo a ell i de viure unit a ell; no tinc, doncs, una justícia pròpia, la que prové de la Llei, sinó la justícia que arriba per la fe en Crist, la que prové de Déu i es fonamenta en aquesta fe. (Flp 3, 7-9)

Pepe